
Como el viento, te llevas una respuesta,
Apurando el viaje sin retorno
Agitado corazón en turbulencia,
Suspira por ella como un último soplo.
Como su nombre y su mística, ella sueña,
Tirita junto a los astros, sonríe y tiembla.
Su luz es el delirio de su alma inquieta
Y el bondadoso tiempo se rinde ante su belleza.
Oh! Dolor por las cosas que no pueden ser
Escupe esta amargura de un trágico querer.
Somos extraños en la noche murmurando aquel
Poema que se dicta solo: amarnos sin temer.
Sepa usted disculparme, Byron
Poeta del dolor y del desencanto.
Ya lo sufrió Manfredo con su desengaño
Hoy reposa imberbe el viejo Childe Harold.
La dignidad de estas letras
Buscan un extraño fulgor de perlas.
Hoy sueño con alcanzar ojos noctívagos,
La lumbre de una gitana guerrera.
Las palabras no se cansan,
Ni la rima del poeta,
Que escudriña, que sondea,
Sin traicionar a la causa,
Perdone el atrevimiento
Que la melancolía rescata
Su fuerza en el tiempo
Y su eterna mirada.
El mundo es su presencia
Nos da calor y esperanza…
Usted, tan brillo de sol,
Mujer mágica.