Nobody’s Noir Blues…

El vino que mancha la mesa. La silueta de Robert Mitchum atravesando la niebla. El triste episodio de los desamparados del alma, sin otro rigor que el del bourbon y la Colt del 45. No había otra ley, más que la del uno mismo enfrentándose a los peligros de las oscuras noches de ciudad. Una mujer, el peligro, la fatal alegría en su recuerdo intenso, como la hazaña épica tras robar aquella casa de joyas escondidas. Felicidad en un propio estilo, con rubores íntimos, miradas desde un mismo cauce, fluyendo como el río…

Despertarse. Ponerse el traje sin gabardina y volver a enfundar el arma coraza, para que nadie lastime. Fuiste, eres, serás. La consigna filosófica sin prueba científica. Hoy estás aquí, mañana no será allá ni más allá. Cínico, imberbe, desprovisto de la música de los sentidos…perdiste la guerra, sonreíste antes de apretar el gatillo. Paroxismo. Autodestrucción. El barco zarpó con un solo pasajero a bordo. Llegó la hora de rendirnos cuentas, pulsaciones del ansia eterna. Corazón marchito, recubierto de tristeza. Round Midnight, en el mercenario grito perdido de Dexter Gordon. Lo que te extraño es otro delirio de locura sin importar las consecuencias. No puedo alcanzarte. La luna resplandece siempre ante el brillo de sol. Parapetados en la nostalgia de los encuentros sin etiqueta, el hechizo del dos al uno calló cálculos perfectibles de sentires y penas.

¿Nos dio pena o guardamos silencio? La vida prosigue en sus infinitos cuentos. Volver a soñar, en otro porvenir, en otro ámbito del dulcísimo secreto.

Seguir. Nadie llamará a la puerta. El sonido de tu voz se expande y se dispersa hasta rozar contornos de mi piel reseca…adiós al elíxir, al poder y a la belleza de los instantes sin horarios rutinarios. Chandler y Bukowski, maestros del trago reconfortablemente amargo. Las Campanas no doblan por nadie. El simple arte de matar: pensar que fuiste amado.

Cortazariana Agostiana (II)

Sueños enrevesados, avasallados y transformados or el delirio mágico de las palabras. Alma de luz, espíritu de los juegos sin vencedores ni vencidos. Solo el hermoso arte de lo lúdico, lo erótico, lo inocente, lo infantil y lo maduro, en esa persecución de lo esencial  que prosigue su curso interminable hasta el otro lado…

Ríos metafísicos del Ars Amandi, rayuelística que perdura y se redime en el Cielo y la Tierra. Poesía permutante, metamorfosis de los sentires más puros de una vida que se hizo eterna. Para los que recuerdan y atesoran cofres de la existencia, el mundo no se acaba, el universo se agiganta, la búsqueda es infinita. El tiempo es  de todos…nuestro…

Hace 10 años, gracias a su palabra, pudimos salir del pozo triste…y volver a sonreír…hoy, nuevamente, el boomerang rejuvenece a cada vuelta al sol…

Siempre dirán que «estos no son tiempos de poesía». Pero, el corazón siempre tiembla ante la mirada más tierna, ante la más profunda piel…

108° Aniversario del Nacimiento de #JulioCortázar, el perseguidor incansable, cronopio sublime. Buenas salenas.

Gejor interrumpe sus ejercicios de estilo cuando una voz lo deja knockout

Salir de vacaciones siempre representa un desafío, más aún cuando las circunstancias son forzadas, obligadas o necesarias. Aun así, resulta hasta frustrante el hecho de tomarse unos días de desconexión del universo en el cual orbitamos para toparnos con otro universo que nos circunda, que nos rodea, que nos somete y nos esclaviza. Es difícil ponerlo por escrito. No todo resulta tan malo como pudiera parecernos. Pero, sí. Está ese reencuentro con uno mismo, con sus canciones favoritas, con sus libros pendientes, con sus ritmos cambiantes y su otro humor, el de la soledad y del silencio.

Pese a toda esta rimbombancia del lenguaje y los anhelos o deseos de paz en medio de la guerra, uno se topa con obstáculos: sonidos familiares que vociferan que ya está listo el almuerzo o la presencia de foráneos que realizan mejoras en la casa, se complementan en este desarrollo de la trama que “sin querer queriendo” vamos retratando en un ejercicio de estilo. Volver al estilo, sentirse cronopio por un momento al utilizar cada “ruido” como elemento para un nuevo esteticismo, capturando flores de belleza en un invierno lakista sin lagos próximos en la ciudad del amor.

Todo vuela, ruge, y el escape no es pleno, no es total: hace minutos una ambulancia aguzaba los tímpanos con su sirena incesante replicada desde distancias relativamente considerables; en otro momento, la espátula y la pala del constructor chirriaban al contacto de la losa mientras se elaboraba la mezcla de cemento para la nueva habitación planeada desde hace tiempo. Queríamos estar solos, hablar en voz alta, reírnos a carcajadas y subir el volumen en un solo de saxofón del loco de Marsalis. Pero, no hubo caso. El choque fue furibundo, acusamos el impacto y guardamos silencio, mientras un ser de luz presentaba las noticias del día en medio de las convulsiones políticas y allanamientos fiscales por encargo de los mafiosos y poderosos. Sí. Fue inevitable agarrar la computadora portátil, refugiarse en lo más profundo de la calma interior para recobrar miradas en secuencias fílmicas.

Contemplar a la cámara imaginaria, sonreír ambos ante un mismo espejo de esperanzas y complicidades, fueron el zumo más perfecto, más sublime, entre relieves y magnitudes. Parecidos en sus búsquedas, en sus afanes y anhelos por recorrerse como brújulas ya consabidas, retornando al exacto punto de encuentro, al interminable muelle de las plenitudes, el manuscrito dictado entre caricias que se escriben y se sienten sin perderse de vista, leyéndose, auscultándose, mirándose, cerrando los ojos, Braille y no Braille, recuperando aliento para descifrarse los ojos entre códigos y susurros vigilantes, desde lo más profundo del alma.

Es un pequeño sueño entre el espacio y el tiempo, un relicario preciado de gratitud que se posó por siempre en la suave noche de verano, rostros risueños en el dulce despertar del otoño, besos tímidos, al roce, el regalo más hermoso en una previa de cumpleaños. Ser felices, estar en paz con nosotros mismos, reencontrarse sin nunca antes haberse visto. Nadie sabe, nadie supo. No se pusieron etiquetas, no se regalaron nombres. Respiraron en ese mismo aire de amor que no debía decirse, ni especularse, ni afirmarse, porque se temía lo peor; que uno de los dos resuelva el misterio y se disuelva magia. Quedaron puntos suspensivos…silencios que sueñan volver a ser compartidos en un abrazo que tal vez podrán ser dados en otro lugar, o en otro momento, en otra cosmogonía mística del tiempo. O, tal vez, ya no. El cinismo es ordinario, inoportuno, superficial y poco eficaz para horas sin palabras. Del otro lado, la fe aguarda paciente y agradecida al brillo de sol.

Después de mucho quejarse por los salvajes ruidos citadinos, una sonrisa iluminaba el rostro de nuestro escritor predilecto. Tomó valor e hizo clic.

Enviado al correo electrónico. Percepciones, sensaciones, divagaciones estrafalarias y bukowkianas. La prosa era inquieta, cuasi poética, con visos de perdurabilidad y profundidad desde lo sinceramente etéreo. No era una buena señal. Gejor se había enamorado y estaba de vacaciones. El jefazo tuvo un dilema: sabía que los sentimientos de este buen señor alegrarían o arruinarían el desayuno de los lectores internautas en el tercer domingo de agosto. “Se imprime”, dijo el capísimo olvidando sus referencias latinas ajadas, recordando que durante sus semanas de “break” invitaría a su viejo redactor a una ronda espirituosa. Al menos, – pensaba -, pudiera contribuir con otros brebajes de un imposible nepente. Recordar para no olvidar.

Recordatorio a instancias de Bolaño y Amberes…

Ojos tristes… tembladerales del silencio…su nombre repetido en esa amargura del misterio. Dolor yuxtapuesto y contrapuesto por esas ansias de volver a dormir en su pelo…atrás, adelante, concierto de delicias y suculentos placeres, vaivenes sumisos y dóciles, rebosante erupción de volcanes, lava de seducción.


Ella sube las escaleras…el cigarrillo imaginario va cayendo al suelo ante la ausencia de ceniceros. Aceptar el destino, lo escrito a pactos de fuga o permanencia. Los dedos se encuentran y las yemas se confunden en su quemazón ardiente. Recordar el pasillo de los metales, cada cartel es una prenda. Oro, platino, caricia que se funde en el último resplandor del invierno. Atardecer. Reverdecer. Rejuvenecer…


Conquistas, juegos, miradas votivas…el presagio más temido, sanar la herida. Espalda que se encorva y se deleita en besos de agujitas…luces y sombras que se proyectan en el sofá beige, sonrisas que se reflejan en la luz de los espejos. Un abrazo…el universo…paz del tiempo perfecto.


Dame el refugio dulce de tus miradas de fuego. Redime a este pasajero del viento con la suavidad de tu roce, de tu hechizo eterno. Unos segundos más de este dulce sueño despierto…para luego levantarnos, sonreír extasiados ante esa otra realidad que nos designa la clepsidra del mundo…regresar a tu hogar de fe y de pequeños maestros de la vida…mientras del otro lado…será el pensarte y sentirte desde la hendidura más querida…la que atesoras en algún momento del día…


Se fueron los ojos tristes…caminamos hasta el murmullo de las cosas que nunca se extraviaron. Están allí…persisten en su esencia…en su magia escondida en aquel cofre de cristal de nuestras almas cronopias…expectante por volver a salir…para sonreír…para restablecer el desorden del poeta feliz…

Gejor sueña con Miles Away en un rasguño de garfio

In the Heart of The Young reconstruye su esencia en el Miles Away que se acurruca entre promesas. La esperanza canta su delirio y las paredes encuentran grietas dormidas en los recodos del silencio. ¡Cuánto de nosotros! ¡Cuánto de los malhumorados que evitan encontrarse en el pasillo sin apriosionarse distantemente juntos o divididos!

Aparecen las fieras, las víboras, los gatos sobre el techo, desandando caminos de nostalgia y pureza, sintiendo y perdiendo, ganando y viviendo…la brújula encuentra su visión hipnótica y la mirada llega, posándose en el alma…del otro…de ella…de él…de los nobles y los pecadores, de los humildes perseguidores del sol y de la luna, acompasados, somnolientos, despiertos ante el brillo.

La calidez del beso, inserta en esa huella imborrable, en ese pasadizo de sumas y recuerdos, instantes que alejaron amarguras, rejuveneciendo vivencias de sueños…

Pensaste en Dustin Hoffman y en el Capitán Garfio, y temiste verte ante el reloj cucú de cocodrilo. Los tic tacs crecen en su fuga y el tiempo también envejece en Nunca Jamás. Robin Williams – Peter Pan se pone el traje y asiste a la nueva velada de los victorianos estetas.

Confundiste libelo con libélula, en una jornada de pérdidas, hackers – haters y cuartos intermedios. ¿A dónde fuiste, mundo pacífico, dulce y risueño?

Nos paramos, nos exacerbamos y desafiamos a las horas con puzzles y acertijos…nada es lo que parece…todo es lo que aparenta…o viceversa. Bukowski se combina con Benedetti y Cortázar recuerda A Se Stesso de Leopardi en una cronopiada lúgubre pero recubierta de hazaña pesimista. T’acqueta omai.

Las hormigas cargan hojas verdes en el caluroso invierno, mientras un político argumenta su voto con otra planta de su sala de lujos y candelabros ostentosos. El nuevo viral, el nuevo lenguaje de oídos sordos que exasperan una vida que no es la real, pero anestesia, adormece, afrenta o calla, cansa o reacciona…la idea es no rendirse y respirar la bocanada de estrellas y nubes que sellan un nombre…su nombre…nuestros nombres.

Su sonrisa perduraba en la arena, en la paz de las cosas que buscan su sentido y se dispersan en el murmullo de las lechuzas que piensan, se encarnan y reencarnan en la suave noche de ausencias, de caricias tiernas.

Dormir…abrir los ojos al día siguiente…reinventar presencias que sonríen en la mente y saludan con las manos hacia el amanecer…el poeta atesora recuerdos…esa es su condena de fe…lo único que le permite volver a creer…

Gejor adoptó tonos sombríos y extravagantes en el último artículo, que en principio debía ser una reseña musical sobre un álbun de 1990 llamado «En el Corazón de los Jóvenes», de Winger. El jefe de redacción se apuró en concluir que el rupestre periodista se adheriría a las convenciones formales de las revistas críticas y del esnobismo feroz de los amantes del Glam Metal. Sin embargo – pensaba – se enamoró de Miles Away y la readaptó a su historia de incógnitas e interrogantes. Un nuevo dilema para los amantes que gustaban leer estas prosas prosaicas, infaustas, infames y banales. Imprimátur, dijo el jefazo, mientras el viejo Gejor regresaba al bar de la esquina, buscando a un nuevo cliente con quien pelear por causas bohemias y de alta estima…

Sunshine in the Key Of G

En las últimas semanas, los silencios fueron fríos y lúgubres, al igual que un invierno de injusticias. Cuando un ser de luz comienza a formar parte de nuestra existencia y va construyendo ladrillitos de importancia, buscamos la manera de hacerlo más feliz y más brillante, estableciendo nuevas posibilidades y blindajes para evitar que lo lastimen. Otras veces, los alejamos para protegerlos, en un acto de sacrificio y bondad, en medio de las vicisitudes y avatares de la existencia, hasta que la brújula vuelva a girar hacia el mismo camino de la felicidad.

Administrar realidades pueden ser inoportunas o incómodas, pero siempre reaparece esa magia que nos salva y deposita sus rayitos de sol en cada gesto, mueca, eternidad constelada. Extrañar, recorrer espacios, atravesar pasillos para lograr un hechizo hipnótico de presencia de cuatro ojos en un salón repleto de otros ojos espías, son un bálsamo que se levanta ante tanta maldad y negatividad corrompidas.

Saludar con las manos o incurrir en miradas sonrientes se combinan en una sentencia cómplice de decires sensoriales: “Me gustó verte esta mañana”, y “espero seguir viéndote, aunque sea desde lejos”.


Aunque sus horas hoy sean tristes o difíciles, la destinaria debiera saber que su aflicción también nos duele, y está el más hermoso deseo está en recubrirla con un abrazo de palabras y sentimientos sinceros de amor. Sí, sabemos que esta palabrita ha espantado a más de cien mil elefantes, pero no hay otra descripción que vaya acorde a lo que se gesta desde el alma sin prejuicios ni premisas falsas. Como una sabia lechuza dijo: “No piense demasiado. Sienta”.

Por favor, no es ninguna recriminación y ni siquiera estamos pensando de esa forma. Al contrario, si el tiempo ayuda a reordenar su esencia y volver a su centro, la esperamos siempre. La espero siempre. Nunca debemos olvidar a las raíces. Usted me ayudó a encontrarme con lo que sentía, y la gratitud siempre será eterna e infinita. La adoro aquí, allá, y en todas partes, parafraseando a The Beatles, aunque esto último sea un secreto (¿la onomatopéyica del ‘ups, lo dije, Hoo Hoo’, causaría algunas risas?) Hubiera querido ser un lechuzo más grandecito para alcanzarla y compartir más momentos inolvidables sin temores a los flashes de los paparazzi, pero no pierdo la esperanza. Me tendrá siempre de su lado y nunca le soltaré la mano, si me lo permite. Ya sé, ya sé. Cállese, cronopio lechuzo buen hombre, que ya la lechuza cronopia abrazo de mirada se aburre.

Los sueños seguirán sonriendo entre puntos suspensivos…mientras el corazón aguarda en su dulce esperanza. La vida busca capturar instantes y recrearse en cada desafío del día y hasta del tiempo. Nadie olvida besos dados con los ojos cerrados ni tampoco a las miradas que se rejuvenecen ante tanto misterio. Las manos juntas, fuego y hielo, pieles fundidas en ternura y salvaje delirio hambriento.

Here Comes The Sun. Quisiera dejarle un mensaje optimista, con el ansia juvenil de volver a escuchar su voz y volver a verla, cuando se sienta mejor: gracias por orbitar en este mundo de locura, entre aventuras de fe y Ars Amandi por los atardeceres del ensueño, los bulevares de nuestro secreto. Aquí la espero siempre, con un abrazo de más de 8 segundos, con la mirada encontrada de dos niños buenísimos y colgados por el tiempo. La saludo, Abejita Azul, elefantita Brown, Yema Dulcísima Castellanísima Ososa, Brillo de Sol. Usted me gusta mucho. Siempre tendremos un «café negro por enésima vez». ¡Gracias, siempre!

Viajes corpográficos de los cronopios

Beber el zumo de tu dulce voz, renovando alegrías y espantando tristezas. Admirar cada resquicio de tu ser , desde la piel que se combina con tu alma de mujer de morena magia…hasta el corazón más hermoso en su sabia y savia esencia…

Esperarte siempre, como cada día, como cada noche, en un recuento de historias, leyendo jeroglíficos desde nuestros cuerpos…redescubriendo pasadizos y lenguajes secretos…. fundirnos la piel en un para siempre…volver a la raíz…al polvo de las cosas en ese beso de perfumado aliento…hay amor…ay amor…no se cuantifica este loco deseo…

Entre luces y sombras, perdiéndonos o reencontrándonos en ese laberinto del juego, entrelazados los brazos y las piernas, las manos inquietas anuncian su paz mientras estiran suavemente las sábanas hasta tus hombros…hace frío y dormiremos la siesta juntos…luego de dulcemente recobrarnos en cada caricia, en el espectáculo de los temblores en sueños despiertos…

Respirándote, aspirándote, inhalándote y exhalándote, la adicción se torna poderosa y fuerte, y luego está el sentirte en ese abrazo de magnitud insondable, de esfera cálida, en un mismo ansiado universo salvaje y cómplice…

Sur…norte…gemir o callar…onomatopeyas del silencio y dejarlo ser…recordar…atesorar fotografías de la mente desde otros espejos, capturar instantes de un beso y una mirada desde el otro lado, aquel en donde nos seguimos mirando más hechizados, más revelados en el sublime latido de corazones encantados. Rodear el encanto, exasperarlo, recubrirlo, reacomodarlo, atesorarlo , un te amo dicho con los ojos cerrados, sintiendo lo mismo, adorarte sin decirlo, orbitando… sonriendo…

La película no termina…luego están los guiños, los parpadeos que simulan la foto especial enmarcada en el álbum de recuerdos, cejas que se anticipan a fruncirse para medir lo opuesto, lo más preciado, lo más risueño: contemplar la mirada que atraviesa el cristal más perfecto…hasta el alma y su embeleso…en medio del silencio.

Dibujo de aire. Trazar nuevos mapamundis y cartografías desde esa boca que compendia alegrías y pasiones con sus besos, entee la hondura más sublime de los planetas y sus ecos de horizonte.

Aparecen las comisuras, y está el acto de sonreír por debajo de las yemas de los dedos…creando y recreando reinventando ese panorama de cielos mientras la sonrisa alimenta a la piel, a la carne, al salvaje deseo…

Respirarte desde la cerviz…olerte hasta que el universo de rinda ante tu nombre y esa sea la verdadera respuesta. Redimirnos en el susurro de amor y su permanencia eterna…filosofamos en la metafísica de los seres que mutan hacia regiones más transparentes, cosmovisiones de amantes alados, múltiples y constelados…celestialmente enamorados…

Ars Amandi…hicimos el amor y los puntos cardinales escribieron su fábula de sueños…lechuza y lechuzo seguían leyendo el libro de su cronopio y real amor…

Lo erótico (III) Juegos en el atardecer de la noche…

Last Night We Said A Great Many Things…
Rick Blaine To Ilsa Lund In Casablanca (1942).

Anoche nos dijimos muchas cosas grandiosas…frasecitas perdidas y reencontradas en su elocuencia…solamente para descubrirnos a pasos agigantados, sobre la oscuridad que nos mata y nos redime…recreando el eterno Ars Amandi de nuestro propio universo en un mágico recuento del sueño…en otra galaxia…en otro tiempo…


El vino se agota en la copa del placer…la mente retiene y aprehende horas sagradas…temblamos…hablamos…existimos…soñamos…somos…en una lluvia de encanto…


La brújula que nos reúne…nos nutre…nos retroalimenta en esa trayectoria de caricias y besos…noble esperando de lo que ansiábamos y hoy vivimos…just you and me…in silent way…between a shadow and the light of your smile…

Adorarte sin decirlo…solo sentirlo en códigos que se descifran y se autorreconstruyen a cada contacto, suavidad de felpa y terciopelo…lengua y desliz de las bocas de fuego…revolucionando a piacere a los cánticos del cielo. Miradas dormidas y sumidas en ensoñaciones…voces que resucitan el amor eterno. Sonreímos…agradecidos…

Exhaustos y exasperados, combatimos a los temores y los miedos con semillas de tilo y hojitas de menta, mientras la miel nos endulzaba las comisuras en un juego mágico de acierto y desacierto…las ansias por fundirnos dejaron marcas sublimes en la piel…


Asistimos gustosos y trémulos al concierto de nuestros cuerpos, sintiendo calores friolentos y friolentos calores, cuando todo parecía tan poco y a la vez mucho…roce que eriza…puentes que se elevan hasta llegar al centro de todo lo que late por siempre sin tristezas ni malos momentos. Nos veíamos…te veía…me veías…y la camaradería vibraba en una sonrisa dulce y cómplice.


Quería decirte más cosas grandiosas, algunas que pudieran sonarte familiares, otras que formarían parte de algunos cuentos de hadas, pero el amor de lechuza y lechuzo forjaba su nido y buscaba refugiarse entre las ramas de otoño. Amor, no es fácil revivir la palabrita tan cansada de caer por su propio peso. Quisiera que las horas, los días, los relojitos a cuerda de nuestras almas de arco iris evoquen pasajes de nuestros poemas favoritos mientras lo que sentimos nazca y renazca en el infinito.


Verte siempre…en el camino más próximo hacia las hendiduras que nos hacen y rehacen como seres de fe…sucumbir ante tu esencia en un silencio de estrellas, luna o lluvia etérea…toda la magia del let it be fluyendo en nuestros abrazos de luz y sombras, cósmicos rayitos de esperanza para los ángeles que brillan en su vuelo sin dolores ni enojos.


Diablitos…salvajes peregrinos de lo prohibido…exploradores y aventureros de puntos cardinales entre puntos suspensivos…norte a sur…marea y puerto…sal y azúcar…ecos como pies que se extrapolan y se entrelazan reinventando signos y promesas.


Sé que nos dijimos todo más allá de las palabras. Comunión y mancomunión de un café para dos. Viaje sublime del amor secreto, de los amantes secretos hambrientos. Nos matamos y nos revivimos en cada gemido, en cada gesto tierno de reacomodarnos el cabello o mordernos los labios…dándolo todo…sin mordazas o censuras…libres en el atardecer en plena noche…enamorados…entre ojitos, naricitas y jueguitos placenteros de los traviesos cronopios…

Lo Erótico (ll): Ars Amandi de Cronopios…

……………….Ay………………….

……………….Dios………………

……………….Delirio………….

……………….Ars Amandi……

………………Lenguas…………..

………………Besos……………….

………………Matar de amor……..

………………Placer y Libertad…..

………………Adoración………………

………………Sonrisas………………….

……………….Soñar……………………..

El ritual de las galaxias desnudas, entregadas en su caótico estallido de viajes cósmicos. Miradas que se hundían magnéticas hasta aprehenderse sin tiempo, entre clamores y escozores del secreto deseo…

Amor extraño y cómplice en sus deleites y pasiones, juego atómico y anatómico explotando ante roces suaves de la piel. Amarnos y bifurcarnos entre las brújulas consabidas, conociendo nuestros cuerpos de antemano, examen a primera vista en donde todas las respuestas ya estaban escritas en el corazón, en los delirios sublimes del alma y de la mente.

Sueños de luz en plena oscuridad. Tu rostro durmiéndose en mi hombro, junto al lunar del brazo que rodeaba la cerviz de lechuza…besos de agujitas, piernas entrelazadas, café de la madrugada, abrazos que no mienten, sonrisas que se eternizan, enamoradas.

Párrafos sueltos que revierten e invierten secuencias de los sueños, en un dormir pensando en las magnitudes y sonoridades de voces que nos pueblan como ecos de fe y dulzura. Admirarte sin límites, en la vivencia plena de una libertad absoluta de astros y sombras luminosas, para redimirnos en el salvajismo de nuestras almas en erupción. Apurar la palabra que nos une en lo lúdico, en lo mudo y en lo risueño, sin actuaciones malas o roles protagónicos estelares. Dos extraños siendo uno en lo místico, en lo silente de las horas que se refugiaron en una noche de este a oeste…de norte a sur…los puntos cardinales de nuestro amor que se expande en jeroglíficos, pergaminos e ideologías sublimes del infinito mapamundi de la piel. Arriesgarnos, correr imprudentes hacia el brebaje de hecatombe y holocausto, catadores del vino dulce y salado que nos habita en el roce, en los toques mágicos de dedos debajo de la ducha. Gemirnos, encantarnos, reencontrarnos en el deseo cuando nuestros cuerpos se conocían y se recordaron luego de sumergirnos en un vía láctea sideral, más allá del tiempo.

Cielo, infierno. Fuego, hielo, invernalmente ardientes, fogosamente congelados, infernalmente helados, conectados a la supremacía de lo hipnótico, sin dejar de vernos, poniéndonos a prueba en un combate cuerpo a cuerpo, alejando las trincheras – almohada y sometiéndonos al placer sin campos minados, entregados al gozo y a la luz, en un summum altivo de éxtasis celestial. Es la vida. Estamos trémulos. Estamos sonrientes. Estamos vivos…

Cronopios del abrazo cósmico

Mientras el viento silbaba fugas de la noche, una carroza de sueños nos trasladaba hacia nuestros lugares más cómplices. Silenciosa, ser de luz, culminada lumbre y cumbre de lo que esperaba y buscaba, apareciste entre lo tácito, lo sublime y lo perenne.


Acaricié tu rostro y los rubores se iban dispersando. La sangre bullendo para activar músculos y nervios libres en su propio secreto: sonrisa que se hace vida y recubre de dulzura al místico espejo. Es la luna en su brillo, es el sol sin días tristes, respirando certezas y plenitudes en un Viernes Santo.


Luego estaba el abrazo, las manos que buscan cubrirse olvidando parsimonias o fríos formalismos. Aprisionar el aire que se hace escudo para proteger a dos latidos de fuego y fe en la elevada calidez de lo infinito. Sentirse completo, perdurando en el mismo lenguaje que al traducirlo mantiene su sonoridad, su horizonte, su encanto y su etéreo tiempo divino.
Besos que se escaparon para argumentar que acudieron a un llamado oportuno o inoportuno, pero listos, prestos para dormirse entre sus propias huellas, entre sus propios rastros, inventando alegrías y felicidades en un sobresalto de la voz. Onomatopeya, música, gratitud, conjugados en el hechizo que se atesora: ¡Ay! ¡Gracias!


La escena se renueva a cada paso, en un recuerdo que se posiciona firme y se sustenta a base de palabras que volverán a su refugio de estrellas, donde dos almas suspiran y se autocalifican: “amantes secretos hambrientos”. Olvidar no forma parte del guión. Sentirlo, pensarlo, soñarlo, atesorarlo, como “sincronías que están matando”. Cerrar los ojos y seguir viendo, seguir aspirando un perfume que pobló con su eco de aromas hombros y cerviz, solo para comprender que la pureza y la pasión jugaron su carta más arriesgada, más peligrosa, pero infinitamente aceptada.


Es hora de dormir. Buenas noches, lechuza que respira luminosa entre las sombras nocturnas de su amor y su tiempo. Un beso que vuele libre, como el refugio etéreo que se vierte en el recuento del vapor en una taza de café. Nos preparamos para la metamorfosis, un último concierto de nuestras almas trasvasadas por el rito sagrado de nuestra más profunda piel. Gracias por el fuego.